"Perro-lobo" regalito de: El paguro rojo
Era el tiempo en que la ciudad era oscura y acababa cuatro manzanas más allá, después venían los campos incultos de olorosas jaras y las plantaciones de eucaliptos desde donde bajaban los chiquillos impregnados de la resina de las hojas azules de los plantones. El mundo estaba lejos, era desconocido e inmenso. Entonces te podías recostar en la tumbona y veías como los satélites atravesaban los cielos estrellados. En las noches claras los perros aullaban a las luces estelares, comenzaba uno y le seguían los demás, era un coro que subía y bajaba en la noche llena de estrellas y máquinas volantes. Salían las comadres dando gritos y espantando a los perros aulladores porque piensan que están llamando a la muerte. Los perro-lobos comenzaban a llamarse unos a otros y recordaban al mundo y a todos los que los escuchábamos que la naturaleza está más cerca de lo que nosotros creemos y queremos.
El seis de noviembre de este año se vuelve a publicar una noticia que era recurrente desde el 2004 en que se decía que se habían localizado lobos en la sierra del Cadí, y que tienen su origen en los Apeninos, Italia, por el análisis genético. Desde los Apeninos han ido colonizando a partir de los setenta territorios hacia el sur y el norte, en 1984 aparecen en la región de Génova y en 1992 una pareja es vista en un parque nacional en Niza, en el 1998 al noroeste de Valence. Al 1999 (un año antes del mítico 2000) están en el macizo de Madres en el Pirineos francés y a partir de 2004 están en el Cadí. Han regresado después de casi un siglo ya que según la información histórica que se tiene el último lobo fue cazado en Horta de Sant Joan al 1929.
Ahora el mundo está más cerca para los hombres; lo hemos atravesado de carreteras, caminos y senderos y las estrellas han desaparecido del cielo y cuando alzas la vista sólo ves a los aviones girando sobre el mar y enfilándose hacia el aeropuerto. La ciudad se ha comido los campos, los bosques y su luz se ha tragado incluso la de los satélites. Entonces: ¿cómo han atravesado los lobos las decenas y cientos de carreteras y caminos que hay entre la sierra del Cadí y los Apeninos en Italia? ¿Los quilómetros y quilómetros de paisajes humanizados? ¿Los cientos y cientos de ciudades y pueblos sin que nadie los viera? Quizás una noche por llegar un perro comience a aullar desde la terraza de un ático cualquiera y como las comadres ya no recuerdan que están llamando a la muerte no saldrán a espantarlo ni hacerlo callar, comenzarán a llamarse unos a otros y los perro-lobos atravesarán las autopistas y las carreteras, los caminos y las sendas forestales y aullando a las lunas se unirán a los lobos ancestrales que han regresado a la sierra del Cadí, porque la natura está más cercana de lo que queremos creer.
El paguro rojo.
El seis de noviembre de este año se vuelve a publicar una noticia que era recurrente desde el 2004 en que se decía que se habían localizado lobos en la sierra del Cadí, y que tienen su origen en los Apeninos, Italia, por el análisis genético. Desde los Apeninos han ido colonizando a partir de los setenta territorios hacia el sur y el norte, en 1984 aparecen en la región de Génova y en 1992 una pareja es vista en un parque nacional en Niza, en el 1998 al noroeste de Valence. Al 1999 (un año antes del mítico 2000) están en el macizo de Madres en el Pirineos francés y a partir de 2004 están en el Cadí. Han regresado después de casi un siglo ya que según la información histórica que se tiene el último lobo fue cazado en Horta de Sant Joan al 1929.
Ahora el mundo está más cerca para los hombres; lo hemos atravesado de carreteras, caminos y senderos y las estrellas han desaparecido del cielo y cuando alzas la vista sólo ves a los aviones girando sobre el mar y enfilándose hacia el aeropuerto. La ciudad se ha comido los campos, los bosques y su luz se ha tragado incluso la de los satélites. Entonces: ¿cómo han atravesado los lobos las decenas y cientos de carreteras y caminos que hay entre la sierra del Cadí y los Apeninos en Italia? ¿Los quilómetros y quilómetros de paisajes humanizados? ¿Los cientos y cientos de ciudades y pueblos sin que nadie los viera? Quizás una noche por llegar un perro comience a aullar desde la terraza de un ático cualquiera y como las comadres ya no recuerdan que están llamando a la muerte no saldrán a espantarlo ni hacerlo callar, comenzarán a llamarse unos a otros y los perro-lobos atravesarán las autopistas y las carreteras, los caminos y las sendas forestales y aullando a las lunas se unirán a los lobos ancestrales que han regresado a la sierra del Cadí, porque la natura está más cercana de lo que queremos creer.
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